Walter Esaú, apuesta por los vinilos y el folk
- cameorevista
- hace 2 días
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Por Carlos Mora
Mientras el mundo se desvive por los algoritmos y las playlists infinitas, hay quienes siguen creyendo en la magia de poner la aguja sobre un vinilo. Hoy es un día especial para Walter Esaú, músico originario de Morelia, porque su disco El Cantante—ese que nació en digital allá por octubre— finalmente ve la luz en formato físico. Y no es cualquier formato: es vinilo, es objeto, es memoria.
“Estoy contento, la verdad. Es algo que veía lejano”, confiesa, sabiendo que en estos tiempos convencer a una disquera de apostar por lo físico —sobre todo si no eres parte del mainstream— es una victoria por sí sola. Solo se editaron 500 copias y 150 ya se vendieron en un bundle especial para el show en el Indie Rocks. “Soy optimista, creo que se van a acabar rápido”.
El disco, de 12 canciones, fue concebido para escucharse de principio a fin. Cada lado abre con un track instrumental, las letras vienen impresas, hay fotos de sus perros, del equipo que trabajó en el álbum... y un guiño al Monarcas Morelia del 2000. “Quería que fuera especial, que quedara para la posteridad”, dice con cariño.
Streaming, sí… pero no lo es todo
Aunque el artista no reniega de las plataformas digitales, hay una reflexión clara sobre el vacío de lo intangible. “Me entristece pensar que soy suscriptor de muchas plataformas, pero no soy dueño de nada”, cuenta. Por eso insiste en comprar vinilos de amigos, en ir a mercados de pulgas y en aferrarse a ese ritual casi romántico de escuchar música como experiencia total.
Una cantina sobre el escenario
El show de lanzamiento también tendrá su propio mood: La Cantina del Cantante. Ya lo montaron una vez en Morelia y fue todo un trip. “La idea es escuchar estas canciones con un trago, con amigos. Es algo íntimo y festivo”. Para el show en CDMX no será distinto: orquesta completa, inspiración en las bandas de viento de Oaxaca y una puesta en escena que celebra el folclor desde lo contemporáneo.
Morelia en el corazón (y en el oído)
La historia musical de este artista comienza entre dos mundos: el death metal de su padre y los boleros de Luis Miguel que su madre cantaba. A eso se suman años en el Conservatorio de las Rosas, un tío que tocó en Siempre en Domingo y muchas reuniones bohemias familiares. De ahí a mezclar pirecuas con folk y guitarras acústicas fue un paso natural. “Quería que mi música sonara mexicana. Pero además, que sonara a Michoacán”, dice. Lo logró. Y lo sigue logrando.
¿Un puente entre generaciones? Tal vez…
Aunque no se asume como un “portavoz” cultural, sí reconoce que conectar a las nuevas generaciones con sonidos del pasado —aunque sea de manera sutil— puede ser poderoso. “Lo hago porque me gusta, porque lo traigo en la sangre. Y si eso inspira a alguien a buscar de dónde vienen estas músicas, ya es ganancia”. Y sí, su sangre llama. Se nota. Se escucha. Y ahora también… se puede tocar. #musica #universal #folk #vinilo #WalterEsaú
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