El regreso de Chimuelo: una aventura más allá del fuego
- cameorevista
- 12 jun
- 2 Min. de lectura

Live-action de Cómo entrenar a tu dragón: fiel, vibrante y emocionante
Por Armando Armenta
¡Mantén los ojos abiertos y la guardia en alto en tu próxima visita al cine! Cualquier movimiento en falso podría convertirte en el próximo aperitivo de una de las criaturas más temidas de la isla de Berk: un dragón.
Los entrañables personajes de la famosa cinta animada de DreamWorks están de vuelta, quince años después del estreno de la película original. Sin embargo, tanto la trama como las lecciones de vida que transmite siguen siendo tan vigentes como siempre.
Hipo y Chimuelo protagonizan un esperado y renovado regreso a la pantalla grande, esta vez con actores reales y una buena dosis de CGI.
La mayor virtud de esta nueva entrega no radica únicamente en la fidelidad con que se narra la historia original, sino en un reparto que parece una calca de los personajes animados de 2010. Un talentoso grupo de actores da vida a los vikingos de Berk, combinando rostros nuevos con el regreso de figuras del elenco original, como Gerard Butler en el papel del líder de la tribu y padre de Hipo.
Mención especial merece el director Dean DeBlois, quien da el salto de la animación al live-action por primera vez. Pero, ¿quién mejor para dirigir esta versión que el propio artífice de la original?
Las escenas de acción se suman a los paisajes oníricos de la isla —filmados en Belfast, Irlanda—, creando un telón de fondo espectacular que enmarca a los verdaderos protagonistas de esta historia: los dragones.Ver a estas criaturas “cobrar vida” resulta emocionante y sobrecogedor. El realismo en su aspecto físico y en sus personalidades es impresionante; cada dragón luce en todo su esplendor, mostrando el poder de una tecnología que, bien utilizada, sigue logrando maravillas.
Hipo (interpretado por Mason Thames) y Chimuelo conforman una dupla orgánica y entrañable que funciona desde el primer minuto. Al final, todo se convierte en una amalgama perfecta que nos recuerda que, en aquellos tiempos, entrenar a tu dragón no era una tarea sencilla… pero sí una aventura inolvidable.
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