Buen Salvaje,Libertad total y creatividad sin límites
- cameorevista
- 14 jul
- 4 Min. de lectura

Por Carlos Mora
Buen salvaje, una comedia que llega a la pantalla grande para sacarnos carcajadas frescas y mostrarnos una historia que, aunque ya conocida, se cuenta con personajes y situaciones absolutamente originales. Esta cinta, dirigida por Santiago Mohar Volkow —uno de los cineastas más interesantes de la escena nacional, conocido por sus trabajos Una historia de amor y guerra (2024) y Sísifos (2019)—, apuesta por un humor inteligente, sin caer en los clichés trillados que muchas veces saturan la comedia mexicana.
¿De qué trata?
La película sigue a una pareja estadounidense al borde del colapso: Maggie (Naian González Norvind), una escritora frustrada, y Melitón (Manuel García-Rulfo), un cineasta en decadencia. En busca de inspiración y reconciliación, escapan a un pequeño y pintoresco pueblo mexicano, donde su retiro creativo pronto se convierte en una experiencia caótica. Todo se complica cuando se cruzan con Don Chelo (Darío Yazbek Bernal), un capo local cuya ambición y poder amenazan con destruir la visión idealizada que la pareja tenía de México.
Lo que parecía un escape para salvar su relación se vuelve una peligrosa aventura donde el amor, la moral y la supervivencia son puestos a prueba… pero sobre todo, donde las diferencias culturales y lingüísticas se enfrentan con humor y sarcasmo.
Entre risas y reflexiones: voces desde el set
En entrevista con la Revista Cameo, los protagonistas nos contaron cómo fue formar parte de este proyecto que rompe con los moldes tradicionales, no solo en narrativa sino en la forma misma de hacer cine.
Naian González Norvind (Maggie):
“La película desafía muchos estereotipos sobre México y Estados Unidos, y también sobre las relaciones entre ambos países. Lo que más me gustó fue que es una película dentro de una película, un juego meta que nos permite reírnos de nosotros mismos, de los clichés y de la realidad, que a veces resulta surrealista. Fue una experiencia muy experimental, donde nos dieron mucha libertad para explorar y encontrar el tono perfecto. Eso, en mi opinión, es lo que la hace tan fresca y auténtica.”
Manuel García-
Rulfo (Melitón):
“Este proyecto fue una experiencia única, especialmente porque filmamos en medio de la pandemia y con mucha improvisación. Fue como una escuela de cine donde todos contribuíamos en todo: música, vestuario, escenografía… No estábamos sometidos a las típicas presiones de la industria, y eso nos permitió crear algo muy libre y orgánico. Yo me sentí muy liberado creativamente, y eso se refleja en la película. Además, trabajar en un ambiente así, tan colaborativo y humano, fue muy especial.”
Darío Yazbek
Bernal (Don Chelo):
“La película surgió casi de la nada, en una charla casual en la casa de Santiago. Decidimos hacerla irónicamente en el momento menos indicado —la pandemia—, pero eso también le dio un toque íntimo y sincero. Fue un proyecto entre amigos, con mucha entrega y confianza. Creo que esa libertad se nota en cada escena y en la manera en que cada uno aportó desde su trinchera.”
Una mezcla
de géneros
Buen Salvaje no es una comedia al uso. Aquí encontramos un cóctel que mezcla humor negro, western mexicano y elementos del cine de serie B con una estética muy cuidada. La fotografía de Flavia Martínez y el diseño de vestuario de Mochi sacaron el máximo provecho de recursos limitados, entregando un producto visualmente potente que juega con lo surrealista y lo real.
Este cruce de estilos también refleja la naturaleza híbrida de la historia: un choque cultural entre dos países, contado desde una óptica irónica y profunda a la vez. Es un retrato del México contemporáneo sin caer en clichés, pero con humor y crítica social, que pone al espectador a pensar mientras ríe.
Una de las características más destacadas del rodaje de Buen Salvaje fue la ausencia de las clásicas ataduras de la producción tradicional. “No había un productor encima exigiendo resultados, solo la confianza plena de Santiago para que hiciéramos nuestro trabajo y encontráramos el tono de la película”, comparte Naian.
Manuel coincide: “Fue liberador. Estar en un rancho en Guadalajara, con el equipo conviviendo y apoyándonos mutuamente en todo, hizo que el rodaje se sintiera como una gran comunidad creativa, casi una escuela de cine experimental.”
Darío añade: “Ese espíritu de colaboración y confianza fue lo que hizo que la película tuviera esa frescura y energía que no se consigue cuando todo está muy estructurado o controlado. Fue una aventura, y se nota en pantalla.”
El elenco recuerda con cariño momentos específicos que marcan la identidad de la película. Por ejemplo, la escena en el río —con una atmósfera que evoca a los grandes westerns mexicanos de época— tuvo un proceso de creación libre, con experimentación en iluminación, maquillaje y ambientación que resaltan el carácter único del filme.
“El estar ahí chapoteando, jugando con la luz y el maquillaje, fue un momento de goce puro, y eso se traslada a la pantalla. Creo que la película invita a eso: a disfrutar, a reír, a descubrir algo distinto y honesto,” concluye Darío. #cine #buensalvaje
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